Pintó acuarelas, dibujos y numerosos retratos.
Sus primera obras son más puristas, aunque fue desarrollando una pintura más personal, con pincelada suelta y abocetada, inspirada en Velázquez.
Nació en Madrid en 1836.
Estas son 6 de sus obras mas importantes:
Tobías y el ángel:
El cuadro muestra al protagonista buscando refugio en el ángel, el cual ligeramente vuelto hacia la izquierda señala con su mano izquierda al pez, tranquilizando al joven.
Presenta una estética muy cercana a los pintores alemanes e italianos, Rosales demuestra en esta obra su conocimiento de las tendencias pictóricas europeas.
El pintor realizó numerosos dibujos y bocetos preparatorios, que demuestran la composición y la preocupación del artista por el resultado final.
El violinista aparece con el cuerpo en tres cuartos de perfil, girado hacia la derecha mientras su cabeza queda casi de frente, en una zona de luz intermedia. Viste un traje negro con blanca camisa mientras que el fondo está pintado en claro para acentuar los contrastes. Sus manos están abocetadas, sujetas al violín que recibe el mismo tratamiento quedando en una zona de penumbra. La luz ocupa un importante papel en la composición al impactar en el rostro de Pinelli para resaltar su expresión. La rapidez y soltura del color, las tonalidades y la sensación atmosférica hablan de la constante influencia de Velázquez en la pintura de Rosales.
Muerte de Lucrecia
Nada de columnas estriadas de tamaño descomunal. Sólo Lucrecia y los cuatro
protagonistas: su padre Lucrecio, su marido Colatino y los dos parientes,
Valerio y Bruto.
La composición es muy sencilla, se reduce a los personajes protagonistas y en un espacio adecuado para que el espectador interprete correctamente el mensaje, reduciendo al máximo la decoración para mostrarnos un dormitorio austero con una estatua de bronce.
La soltura de las pinceladas, la precisión para crear el ambiente de penumbra, las anatomías estructuradas, el color y un dibujo sometido en todo momento al servicio del volumen hacen que esta obra sea irrepetible y una de las cumbres del arte del siglo XIX.
Mujer saliendo del baño
No son numerosos los desnudos de Rosales, por lo que esta mujer al salir del baño que contemplamos se convierte en una de las más acertadas muestras del artista. Aparentemente parece que está sin concluir pero se trata de una obra final, posiblemente realizada en una sola sesión de la modelo.
La mujer está de espaldas, inclinándose hacia la izquierda para secarse las piernas. Se recorta ante el fondo oscuro donde destaca la cortina verde, impactando la luz en su figura. El maestro ha destacado las líneas de los contornos con la misma tonalidad que el fondo, aplica el con toques de pincel seguros y magistrales, acercándose al Impresionismo de Degas o Renoir y manteniendo el contacto con la pintura de Velázquez.
Presentación de don Juan de Austria ante Carlos V en Yuste:
El lienzo representa el momento en que un adolescente don Juan de Austria, hijo natural del viudo emperador Carlos y doña Bárbara Blomberg, es conducido a presencia de su anciano padre en su retiro de Yuste.
Don Carlos aparece junto a una ventana, lleva las piernas cubiertas con una manta, reposándolas sobre un cojín. El emperador se acompaña de su fiel mastín y de dos frailes.
En el extremo opuesto de la composición se ubican los nobles de la corte imperial y el tímido don Juan, vestido de azul intenso, presentado a su padre por su tutor.
La técnica exhibida por Rosales es de una gran riqueza plástica, a pesar de reducido tamaño, la escena no pierde monumentalidad ni trascendencia, trabajando de manera acertada el tratamiento de la luz, creando una excelente atmosférica que recuerda a Velázquez.
Tampoco están descuidados las indumentarias ni el realismo de los rostros, consiguiendo un sensacional resultado.
Doña Isabel la católica dictando su testamento:
Este cuadro se considera la obra cumbre de la pintura de historia española; en él se muestra a la reina Isabel I en el momento de dictar su testamento en noviembre de 1504 antes de su muerte.
La reina se encuentra tendida en una cama reposando su cabeza sobre dos gruesos almohadones. Junto a la cama encontramos al escribano, Gaspar de Gricio, sentado en su pupitre. A la izquierda de la composición aparece el rey Fernando sentado, dejándose caer en el sillón y apoyando los pies en un grueso almohadón de terciopelo. A su lado hallamos a una dama vestida de negro, su hija Juana de Castilla. A los pies del lecho se sitúan otros fieles servidores de doña Isabel encabezados por el Cardenal Cisneros el contador López de Cárraga y el Almirante de Castilla, mientras que al fondo aparecen los marqueses de Moya, Beatriz de Bobadilla y Andrés Cabrera que fue su mayordomo y los más fieles valedores de la reina.
La gran protagonista del lienzo es la luz, tratada para crear una atmósfera densa y recargada. La técnica utilizada también corresponde al estilo del sevillano ya que construye sus figuras con un certero dibujo pero emplea una pincelada ancha y diluida a la hora de aplicar el color sin renunciar a las calidades de las telas como observamos en las ropas.
Otro de los elementos de la obra que llaman la atención son las expresiones de los personajes, mostrando sus sentimientos y las reacciones que provocan las palabras de la reina, especialmente en su esposo Fernando.
La composición está estructurada por dos aspas en profundidad, culminando con las figuras de los marqueses y la esquina oscura de la estancia. Los planos paralelos donde se ubican los personajes también otorgan profundidad a la escena.
Cada una de las figuras ocupa su puesto aparentemente casual pero que demuestra el laborioso trabajo que llevó el maestro.
Uno de los aspectos más sugerentes del lienzo posiblemente sea la maestría en la construcción de los pesados ropajes y la lencería del lecho real, destacando las calidades táctiles de cada una de las telas.